Les
tocó en suerte una época extraña.
El planeta había sido parcelado en
distintos países, cada uno provisto de lealtades, de queridas memorias,
de un pasado sin duda heroico, de derechos, de agravios, de una
mitología peculiar, de próceres de bronce, de aniversarios, de demagogos
y de símbolos.
Esa división, cara a los catógrafos,
auspiciaba las
guerras.
López había nacido en la ciudad junto al río inmóvil; Ward, en las afueras de la ciudad por la que caminó Father Brown.
Había estudiado castellano para leer el Quijote.
El otro profesaba el amor de Conrad, que le había sido revelado en una aula de la calle Viamonte.
Hubieran sido amigos pero se vieron una sola vez cara a cara, en unas
islas demasiado famosas, y cada uno de los dos fue Caín, y cada uno,
Abel.
Los enterraron juntos.
La nieve y la corrupción los
conocen.
El hecho que refiero pasó en un tiempo que no podemos entender."
José Luis Borges
No hay comentarios:
Publicar un comentario