Pensé ojalá que no,
pero esta vez podría ser la última vez.
Con el nuevo deseo
más tierno que otras noches.
De la mujer primicia reconocí las piernas.
Que afortunadamente no eran de carrara.
Luego posé mi palma sobre la hierba buena.
Viajé moroso y sabio por el viento y sus poros.
Y supe que mi mano feliz agradecía.
Me demoré en el flanco y en la dulce hondonada.
Me conmoví con valles, senderos y colinas.
Y aunque por suerte no eran de coral ni de braza.
Con el pulgar y el índice acaricié los labios
y deslicé mi mano por debajo del cuello
que afortunadamente no era de alabastro.
Pensé ojalá que no,
pero esta vez podría ser la última vez.
Y si después de todo, esta vez es la última.
Cómo haré en mis vigilias sueños y duermevelas.
De dónde sacaré la fuerza y el olvido
para desentenderme de esta magia en tinieblas.
Y si después de todo, esta vez es la última.
Entonces cómo haré para tomar distancia
de este vasto paisaje, de este cuerpo horizonte,
de esta comarca en paz, de esta dulce morada.
Y si después de todo esta vez es la última.
Entonces cómo haré para hablar este idioma
que he aprendido y aprendo a golpes de dulzura
a ráfagas de amor, a salvas de memoria.
Pensé ojalá que no,
pero esta vez podría ser la última vez.
Ojalá que no
Mario Benedetti
El deseo es siempre que no sea la última vez...
ResponderEliminarOjalá que no sea la última. Besos.
ResponderEliminarCuando ya queda casi olvidado te sorprende la ocasión a la vuelta de la esquina. Ocurre.
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