7 may 2013




Somos seres en constante migración: del sueño a la vigilia, de la juventud a la madurez, del ruido al silencio, del enamoramiento al amor duradero o la desilusión. A veces imagino un instrumento, como una brújula o altímetro, que pudiese medir el flujo de las emociones, un instrumento hermoso como reloj de arena con con miles o cientos de ramificaciones y arenas de diversos colores. Uno podría llegar a su casa y ver al compañero o compañera, al hijo y leer en esa brújula magnífica el color de su ánimo, si está en marea alta o marea baja y así percibir si es palabras o un simple abrazo lo que el otro necesita. Por el momento, tenemos que conformarnos con los ojos....pero es que amo los relojes de arena.





Gioconda Belli





















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