Caminábamos lejos de la noche,
citando versos al azar,
no muy lejos del mar.
Cruzábamos de vez en cuando un coche.
Había un eucalipto, un pino oscuro
y las huellas de un carro
donde el cemento se volvía barro.
Cruzábamos de vez en cuando un muro.
Íbamos a ninguna parte, es cierto,
y estábamos perdidos: no importaba.
La calle nos llevaba
junto a un caballo negro casi muerto.
Era de noche -esto será mentira.
Tal vez, pero en mis versos es verdad-.
Una arcana deidad
casi siempre nocturna que nos mira
vio que nos deteníamos y el día
suspendió sus fanáticos honores,
clausuró sus colores
pues también el caballo nos veía.
No digas que no es cierto: nos miraba.
Con la atónita piedra de sus ojos,
bajo los astros rojos,
nos vio como los dioses que esperaba.
Con la atónita piedra de sus ojos,
bajo los astros rojos,
nos vio como los dioses que esperaba.
"No viviré si no es para buscarte y cruzaré el dolor para adorarte."
A dónde iremos en la noche oscura y profunda?
ResponderEliminarMe encantan los versos finales...
ResponderEliminarTREMENDOOOOO!!!!
ResponderEliminarBesazos enormes
a mi tampoco me importaria perderme.
ResponderEliminarBesos
Me gusta ese: no sera verdad pero en mis versos, si.
ResponderEliminarEscribir para plasmar la realidad que nos gustaría vivir (o haber vivido).