El día condenado por la pasión
tiene la luz muy alta y una noche
que echa raíces y el olvido no puede olvidar.
Cesar en la pasión, como tiempo
que existió antes, sería
el sueño que se piensa a sí mismo y no ve
la cabeza que sueña entre sábanas
y blanquea el amanecer.
¡Está quieto el fondo del vaso
donde bebí un río con barcos que parpadeaban!
¿Qué es eso?
¿A dónde se fue el caballo que
reconstruía la emoción, o casas
para dormir en el horror?
Es extraña la relación del mundo con el mundo.
Lo que ha dolido es una hierba
que no termina de crecer.
El tiempo la llueve.
Al final de la calle abren el sol
para que nada sea cierto.
tiene la luz muy alta y una noche
que echa raíces y el olvido no puede olvidar.
Cesar en la pasión, como tiempo
que existió antes, sería
el sueño que se piensa a sí mismo y no ve
la cabeza que sueña entre sábanas
y blanquea el amanecer.
¡Está quieto el fondo del vaso
donde bebí un río con barcos que parpadeaban!
¿Qué es eso?
¿A dónde se fue el caballo que
reconstruía la emoción, o casas
para dormir en el horror?
Es extraña la relación del mundo con el mundo.
Lo que ha dolido es una hierba
que no termina de crecer.
El tiempo la llueve.
Al final de la calle abren el sol
para que nada sea cierto.
Juan Gelman
muy bueno
ResponderEliminarBesos mil.
Gelman jamás sería sin pasión...
ResponderEliminarSupongo que una pasión que echa raíces es muy difícil de arrancar, y si aun encima duele, no terminaría de crecer. Podríamos decir entonces que tenemos una pasión amazónica....
ResponderEliminarMe ha encantado este poema. Me he quedado pillada(echando raíces)en unos cuantos de sus versos. Besos, Nina
que buena forma de decirlo
ResponderEliminargrande gelman
Me hice una panzada de poesía.
ResponderEliminar:)
Gracias por visitarme.
Abrazo.
Todas las pasiones duelen mucho.... Un beso
ResponderEliminarAy, Gelman.
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