Así como del fondo de la música
brota una nota
que mientras vibra crece y se adelgaza
hasta que en otra música enmudece,
brota del fondo del silencio
otro silencio, aguda torre, espada,
y sube y crece y nos suspende
y mientras sube caen
recuerdos, esperanzas,
las pequeñas mentiras y las grandes,
y queremos gritar y en la garganta
se desvanece el grito:
desembocamos al silencio
en donde los silencios enmudecen.
Sube y baja eterno. Octavio Paz, en el Olimpo.
ResponderEliminarque grande Octavio y que magistral uso de la palabra
ResponderEliminarme encanta
:D
El silencio no deseado puede acabar llenandolo todo.
ResponderEliminarEl silencio buscado es un lujo.
Que magnífico poema.
ResponderEliminarBesos.
Para mi que el silencio jamás enmudece. Pero, ¿quién sabe?
ResponderEliminarSalud, Nina. ¡Qué añoranza de Buenos Aires!
de si la música es silencio interrumpido por sonidos... el silencio como constante...
ResponderEliminarah pues eso... me has hecho recordar una antigua discusión que tuve con un compositor ... interesante por cierto... así como todas tus entradas.
un beso!
Hay silencio dentro del silencio, un ánima turbia y espesa que llena rincones y grietas como el aliento en la respiración de un coloso. Se puede escuchar dentro del silencio, esa cosa vasta y enorme y gigante, invisible el movimiento impasible del tiempo, en el reloj de pared, silencioso estruendo, percutir de palancas y ruedas de carne y hueso.
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